domingo, 29 de noviembre de 2009

Infancia en un pequeño Gales

Cuatro chiquitos corrían de acá para allá dibujando en todo el pueblo las suelas de sus zapatillas.
Aventuras interminables de finales fantásticos y puros, llenaban corazones y alimentaban ilusiones.
Las noches en el monte eran las mejores por que veían todas las estrellas del universo y se veían reflejados en ellas, dibujaban sus destinos con ellas y también ellas adornarían todos los recuerdos que mañana, los cuatro niños tendran.
No importaba si al llegar a casa un padre reclamaba ovación por llevar la comida a la mesa, o si una abuela abrazaba al hijo de un padre ausente, o si una madre sin esposo le prometía todo Gales a su pequeño y Gales se inundaba de lágrimas. Ellos cuatro, los hermanos del padre tirano, el muchacho de la abuela madre y el muchacho de la madre padre, ellos cuatro tenían el cielo y el pueblo.
Y el pueblo tenía sus zapatillas dibujando el suelo y sus risas pintando las casas.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Adjetvos

Cronopio de sol
Bello artista de inclaudicable pasión por los matices de la lengua
Austero bailarín de incrédulos dogmas
Usas mocasines en el año dos mil
Doradas amapolas de algodón y miel
Literatura imbecil
Intelectuales forros

Pautas para un poeta cool en un pueblo antiguo

Dado a que sos un Indie con la memoria atrofiada, deberás seguir sufriendo los pesares neurológicos de tu condición.
Observaras que sin demasiada necesidad de cautela tu respiración y las antiguas proezas de viejos arquitectos locales aportaran un alo de incomodidad a tu caminar.
Al llegar a la plaza del pueblo, los ecos de la ebriedad te sugerirán que denigres tu vocabulario y es ahí como el ilustre objetivo de tus desbordes humanos (demasiado humanos) se ve ridiculizado por el encanto de los balbuceos locales.
Las estrellas son muchas en esos cielos, procura no imitar a Machado.
Podrás fabricar hipócritamente una nostalgia que te otorgue tu estirpe de poeta universal y esta te servirá para decodificar los grandes secretos de este pueblo. La angustia obvia probablemente te haga parecer interesante a la vista de todo mundano cordial.
Es todo, por supuesto, un patético manejo de tu mente sodomizada por la vanidad.
Asegúrate por eso, de embriagarte lo suficiente, así podrás entregarte al único factor que puede salvarte: La abstracción.
El vomito es otra salida.
Hazlo solo.